Este sábado 13 de abril, tuvimos la oportunidad de compartir un día maravilloso en un pequeño paraíso escondido en el Garraf, muy cerca de Sitges. La ermita de la Trinidad nos acogió para que celebráramos nuestra tradicional Graellada, con unas vistas privilegiadas sobre el mediterráneo que, sumadas a la gran compañía y al buen tiempo, hicieron de ayer un día muy especial para el esplai St Vicenç. El gran éxito fue que estuvimos presentes una amplia representación de los que formamos parte de ésta gran familia incluyendo a padres, madres, niños, monitores, a Mossen David e incluso algunos hasta se trajeron a sus mascotas.
Todos nos encontramos en Sitges por la mañana y después de dejar los coches aparcados empezamos a caminar hasta la ermita donde nos esperaban los padres responsables qué, responsablemente, habían empezado a preparar la graellada previendo que llegaríamos hambrientos de la caminata. Por suerte, el camino no era muy duro y tenía tramos de sombra que lo hacían ameno. Aún así, fuimos muchos a los que se nos abrió el apetito y soñamos mientras andábamos con lo que nos esperaba al final del camino. Además, tuvimos a nuestro héroe particular, Matías, un niño de tres años que logró hacer toda la caminata sin quejarse ni un poquito dando ejemplo a todos los mayores !
Cuando llegamos a la ermita, tuvimos un tiempo en el pudimos visitarla por dentro, recorrer el terreno, gozar de la vista espectacular del mirador, y hablar entre nosotros. ¡Luego llegó la ansiada comida que todos esperábamos! Las familias trajeron, como siempre, unos primeros platos y unos postres riquísimos qué, combinados con el cordero y las butifarras que prepararon los padres responsables, hicieron que aquello se convirtiera en un gran banquete. ¡Incluso hubo algunos valientes que se atrevieron a probar el hígado del cordero! Aunque lo mejor de todo, sin duda, fue el poder compartir todo eso con los presentes, además de las risas y gratas conversaciones que tuvimos todos en la mesa.
Después de comer mucho, algunos nos refugiamos del sol, mientras otros tomaban café. También, hubo un grupo de niños que nos organizaron visitas guiadas, con sorpresa incluida, al interior de la ermita, a los monitores. Sin embargo, la mayoría de los niños aprovecharon, el momento de después de comer, para explorar los alrededores y jugar corriendo de un lado a otro. Por último, Mossen David celebró, con todos nosotros, la misa en el exterior de la ermita, además de cantar y tocar guitarra.
Finalizada la misa, aunque muchos no queríamos por lo bien que lo estábamos pasando y por lo encantador del sitio en el que nos encontrábamos, ya era la hora de volver a caminar de vuelta hacia los coches para marcharnos a casa. ¡Lo bueno es que nos quedan las fotos como recuerdo de este gran día y las ganas de que pronto se repita una salida así!
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